sábado, 24 de enero de 2015

El BCE ha sido el gran protagonista de esta semana al anunciar la adopción de medidas de estímulo a la economía cuantificadas en 1,1 billones de euros que se dispondrán en ayudas de sesenta mil millones de euros al mes hasta Septiembre de 2016 destinados a paliar la presión deflacionaria que está teniendo lugar en Europa además de la situación de estancamiento persistente.

Estas medidas vienen motivadas por la inutilidad que está teniendo la bajada de los tipos de interés y sus discretos efectos en la economía.

La más sorprendente es que se rompe la tendencia continuada de adopción de actuaciones y recomendaciones del BCE encaminadas al equilibrio presupuestario y al control del gasto público que, pese a estas medidas de política económica expansivas, siguen siendo de obligatoria aplicación.

Las actuaciones van a consistir en la compra de bonos y otros títulos de deuda públicos o privados que se llevarán a cabo por los bancos centrales de los estados miembros siendo además ellos mismos los que asumen el riesgo de su impago.

Esto tiene origen en la alta presión de Alemania que desde un primer momento se ha mostrado reacia a adoptar actuaciones de de este tipo provocando así una  descentralización de las actuaciones de política monetaria.

Además se prohíbe totalmente a los gobiernos el destinar estos fondos a medidas fuera del ámbito para el que se han diseñado. Por lo tanto los gobiernos no podrán llevar a cabo políticas de estímulo directo de la economía siendo obligados a tener que continuar con sus medidas de austeridad.

Se hace evidente pues que estas medidas de estímulo solo van a afectar a ciertos sectores de la economía relacionados con las finanzas y los mercados y por otra parte se va a producir un aumento de la masa monetaria que se traducirá en una depreciación de los tipos de cambio cuyos efectos pueden beneficiar o perjudicar a la economía(ya que la UE posee economías con gran diversidad de estructuras).
Tipo de cambio euro/dólar

Cabe resaltar que estas medidas son al fin de al cabo un medio para sanear los balances de los bancos europeos que en esos momentos están sufriendo fruto de sus altos grados de apalancamiento, a pesar de que muchos de sus activos tóxicos han sido reestructurados, y  de los tests de estrés a los que son continuamente sometidos.


En un principio estas medidas pueden aliviar a las entidades consiguiendo que comience a fluir el crédito a la economía aunque pronto veremos si en realidad estas medidas consiguen beneficiar a la economía o si no tienen ningún efecto en ella.
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