sábado, 25 de abril de 2015

La situación de alta desigualdad entre los distintos estratos sociales es una realidad a tener en cuenta. La situación actual describe un panorama en el que el 1% de población más rico concentra en sus manos el 48% de la riqueza mundial. Por otra parte, el 99% restante ostenta el otro 52% de la misma.
Esta situación persiste en la actualidad y la brecha entre pobres y ricos sigue aumentando. Previamente a la crisis del sistema financiero, estas desigualdades estaban reduciéndose, pero tras ésta y concretamente a partir de las políticas del 2010 esta situación de desigualdad está aumentando de nuevo. Esto produce que ese 1% de población rica continúe incrementando su participación en el conjunto de la riqueza a nivel mundial.
Participación en la riqueza mundial
Participación en la riqueza mundial
Paralelo a ese proceso de incremento de riqueza se encuentra que el número de milmillonarios tras la crisis disminuye quedando en manos de 80 personas la riqueza equivalente al 50% más pobre.
Además de eso, se observa que aproximadamente un 30% de estos ricos han generado su patrimonio a través de herencias u otro tipo de actividades que se podían considerar no productivas para la sociedad. Estas actividades que originan semejantes riquezas están relacionadas con el sector financiero, el sanitario o el de los seguros.
Se observa, también, que estas grandes riquezas crean una especie de vínculos político-empresariales con la finalidad de defender los intereses de sus empresas. Estos vínculos son más conocidos cómo lobbys en los que las empresas llegan a acuerdos con los gobiernos con consecuencias poco favorables para la sociedad. Un ejemplo de esto el caso del sector financiero estadounidense que mediante el pago de campañas políticas ejerce una presión al gobierno.
Los gobiernos, tras este tipo de acuerdos, llevan a cabo políticas en favor de estas élites económicas teniendo consecuencias desastrosas para la sociedad, ya que estas políticas -que se podrían clasificar cómo “oligárquicas”- tienen como finalidad proporcionar un marco favorable a las grandes empresas. Fruto de esto se generan importantes fallos de mercado que afectan tanto a los consumidores como a la libre competenciaUn ejemplo de estas actuaciones deliberadas son los rescates bancarios en los que a pesar de haber procedido a salvar de la quiebra a numerosas entidades sus directores han continuado obteniendo salarios desorbitados.
Por otra parte, una situación parecida se da en el sector farmacéutico en el que estos lobbys invierten cantidades ingentes de dinero para conseguir que se legisle a su favor garantizando el que puedan obtener unas altas rentabilidades. Esto afecta negativamente a la sociedad ya que puede modificar su capacidad de acceso a determinados medicamentos o tratamientos necesarios.
Se puede afirmar entonces que la situación actual es aquélla en la que se está produciendo un proceso de incremento de la desigualdad entre los distintos estratos de la sociedad propiciado por los intereses políticos y económicos de las élites. Estas élites invierten cantidades ingentes de dinero con la finalidad de obtener tras esta protección unos mayores beneficios en detrimento de la sociedad.
Por otra parte, estas grandes riquezas una vez consolidados sus imperios se dedican a apropiarse de grandes avances o a especular provocando situaciones adversas para la sociedad. Esto provoca que avances necesarios para el progreso de la sociedad tarden en implantarse impidiendo el progreso de la sociedad además de incrementar sus desigualdades. Si a esto le añadimos que los máximos órganos representativos de la sociedad legislan en favor de ellos lo que obtenemos es el incremento de las desigualdades entre ricos y pobres antes mencionada.
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