El BCE
ha sido el gran protagonista de esta semana al anunciar la adopción de medidas
de estímulo a la economía cuantificadas en 1,1
billones de euros que se dispondrán en ayudas de sesenta mil millones de
euros al mes hasta Septiembre de 2016 destinados a paliar la presión deflacionaria que está teniendo lugar en Europa
además de la situación de estancamiento persistente.
Estas
medidas vienen motivadas por la inutilidad que está teniendo la bajada de los
tipos de interés y sus discretos efectos en la economía.
La más sorprendente es que se rompe la
tendencia continuada de adopción de actuaciones y recomendaciones del BCE encaminadas al equilibrio presupuestario y al control del gasto público que, pese a estas
medidas de política económica expansivas, siguen siendo de obligatoria aplicación.
Las
actuaciones van a consistir en la compra
de bonos y otros títulos de deuda públicos o privados que se llevarán a cabo por
los bancos centrales de los estados miembros siendo además ellos mismos los
que asumen el riesgo de su impago.
Esto
tiene origen en la alta presión de Alemania que desde un primer momento se ha
mostrado reacia a adoptar actuaciones de de este tipo provocando así una descentralización
de las actuaciones de política monetaria.
Además se prohíbe totalmente a los gobiernos el
destinar estos fondos a medidas fuera del ámbito para el que se han diseñado.
Por lo tanto los gobiernos no podrán llevar a cabo políticas de estímulo
directo de la economía siendo obligados a tener que continuar con sus medidas de
austeridad.
Se hace
evidente pues que estas medidas de estímulo solo van a afectar a ciertos sectores de la economía relacionados con
las finanzas y los mercados y por otra parte se va a producir un aumento de la masa
monetaria que se traducirá en una depreciación de los tipos de cambio cuyos
efectos pueden beneficiar o perjudicar a la economía(ya que la UE posee
economías con gran diversidad de estructuras).
Tipo de cambio euro/dólar |
Cabe
resaltar que estas medidas son al fin de al cabo un medio para sanear los balances de los bancos europeos que
en esos momentos están sufriendo fruto de sus altos grados de apalancamiento, a
pesar de que muchos de sus activos tóxicos han sido reestructurados, y de los tests de estrés a los que son
continuamente sometidos.
En un
principio estas medidas pueden aliviar a las entidades consiguiendo que
comience a fluir el crédito a la economía aunque pronto veremos si en realidad estas medidas consiguen
beneficiar a la economía o si no tienen ningún efecto en ella.
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